
La idea surge al darse cuenta que las playas son muy concurridas durante el día pero abandonadas de noche, con los peligros que ello implica; así que ¿por qué no iluminar estas áreas públicas?
La tarea entonces fue diseñar lámparas que no implicaran un gran gasto de fabricación y mantenimiento, que fueran amigables con el ambiente, al mismo tiempo que fueran vistosas y que emplearan energías renovables; lo lograron, y ahora se presentan estas lamparas.
El primer elemento fue el bambú como materia prima de las lámparas, abundante en países tropicales y material biodegradable el 99%; en seguida se pensó en el uso de la tecnología LED, de larga vida y nulo mantenimiento, y finalmente el empleo de la fuerza del viento que alimentara de energía a la luminaria.
Entonces, las manillas cuentan con LEDs en las puntas y siendo que pueden girar hacia ambos lados, aprovechan cualquier dirección del viento y giran a gran velocidad, tomando la forma de un prisma; además, esta misma energía sirve para alimentar una batería que almacena y nutre de electricidad por la noche. La forma de fijar la luminaria al suelo se lleva a cabo mediante cañas de bambú cruzadas, como las raíces de un árbol, de modo que no es necesario utilizar cemento.
Ingenioso, ¿no te parece?