
Para la gran mayoría, estudiar es como una condena. Por eso se ha creado una bola de preso como la de los hermanos Dalton con una función muy curiosa. Una vez programado el tiempo que se quiere dedicar a los libros, se encadena al tobillo del estudiante y la anilla no se abre hasta que se haya cumplido el plazo.
Su peso es de nada menos que 9,5 kg, un lastre que dificulta el movimiento de quien tenga la tentación de hacer novillos. Tiene el inconveniente de convertir en un suplicio salir de la biblioteca para tomar un café rápido o para atender una llamada. Una pantalla con LEDs rojas informan del tiempo restante de estudio. Para fabricar la cadena y la bola se ha empleado acero de alta resistencia, a prueba de atentados contra su integridad.
El tiempo máximo de programación admitido son cuatro horas