jueves, 27 de mayo de 2010

Shanghai, una 'expo' tamaño XXL, la pantalla Leds mas grande del mundo


En superlativo se celebró en Shanghai la inauguración de la primera Exposición Universal celebrada en un país en vías de desarrollo. No podía ser de otra manera. China volvió a echar mano de la artillería pesada en la segunda ocasión en la que acoge al mundo. La pantalla LED más grande del mundo, la mayor concentración de láseres y focos jamás vista, y hasta cien mil fuegos artificiales lanzados a lo largo de 3,5 kilómetros del río Huangpu iluminaron el cielo de una ciudad colapsada por las masas y la paranoia de la seguridad, dos elementos que van a marcar la actividad de una Expo llamada a batir todos los récords.

Es la más grande de la historia, con una superficie de 5,28 kilómetros cuadrados, similar a la de Mónaco y veinte veces superior a la que ocupó la Expo de Zaragoza. También es la que ha conseguido reunir al mayor número de países (192) y de organizaciones internacionales (50), ansiosos todos por darle un bocado al jugoso pastel económico chino. Claro que no ha salido barato, porque sólo en la organización del evento se han gastado unos 3.155 millones de euros. Una minucia si se tiene en cuenta que el lavado de cara de Shanghai ha disparado la factura final a 44.000 millones, el doble de lo que costaron los Juegos Olímpicos de Pekín.

Pero, si se cumplen las previsiones, habrá merecido la pena el dispendio. Porque se prevé la visita de entre 70 y 90 millones de personas, que convertirán a Shanghai 2010 en la Expo más concurrida en sus 159 años de vida. Podrán asistir a 20.000 eventos culturales diferentes, entre ellos el concierto de Fito y un espectáculo de la Fura dels Baus. Y serán guiados por un ejército de más de dos millones de voluntarios por las maravillas de algunos de los mejores arquitectos y artistas del mundo, que aportan empaque cultural a la cita.

"La Exposición Universal de Shanghai pertenece al mundo, y abre un nuevo capítulo en su interacción con China", aseguró anoche el presidente chino, Hu Jintao, durante el discurso inaugural del acontecimiento, que lleva como lema "Better city, better life" (Mejor ciudad, mejor vida). "Si conseguimos rentabilizar todos los avances que se muestran aquí, nuestras ciudades serán mejores y nuestro futuro más brillante. China continuará con su política de apertura y de reforma, y mejorando la vida de sus 1.300 millones de habitantes", apostilló después de haber estrechado la mano de los 30 dirigentes internacionales que asistieron a una ceremonia en la que el mandatario chino escenificó la buena sintonía recuperada con Francia. Nicolas Sarkozy y Carla Bruni cerraron el desfile de autoridades, en el que España estuvo representada por José Bono, presidente del Congreso de los Diputados.

Mientras tanto, cientos de millones de telespectadores seguían en directo una noche que los comentaristas de la cadena oficial CCTV, con la que conectaron casi todos los canales, no dudaron en calificar de "gloriosa". La gala que siguió al banquete no alcanzó tal calificativo. Fue una Noche de fiesta en la que no faltaron ni el polifacético Jackie Chan, en su papel de cantante, ni los tradicionales bailes chinos en un escenario abarrotado de figurantes sincronizados al milisegundo.

Ajenos a la retransmisión televisiva, decenas de miles de personas disfrutaban en el remozado paseo del Bund del espectáculo pirotécnico. No quedaron defraudados. El enfado llegó después, al intentar abandonar el lugar y encontrarse con interminables colas en todas las direcciones. Habrá que acostumbrarse a las aglomeraciones, dicen los organizadores. "La afluencia masiva es uno de los principales retos, porque la escala de esta Expo no tiene precedentes", asegura Vicente González Loscertales, Secretario General del Buró Internacional de Exposiciones, que reconoce fallos en ciertos aspectos, "como el precio de la comida dentro del recinto", que ya han sido subsanados.

Pero mientras los visitantes a la Expo sudan, los países participantes se frotan las manos. Quedan por delante seis meses en los que van a competir por captar la atención de los consumidores más deseados. "Esta es una oportunidad que tienen que aprovechar nuestras empresas", comenta María Tena, comisaria del Pabellón de España. "Queremos mostrar una España moderna y derribar los tópicos por los que se nos conoce". Para eso estarán también representadas, con espacios individuales las ciudades de Madrid, Barcelona y Bilbao.